Historia de Navalagamella

Iglesia de Nuestra Señora de la Estrella, Navalagamella

Las primeras referencias históricas sobre Navalagamella aparecen en el siglo XIV, concretamente en el Libro de la Montería, escrito durante el reinado de Alfonso XI de Castilla. Posiblemente, la fundación del municipio se remonta a los siglos XI o XII, durante la repoblación de la Sierra de Guadarrama ordenada por Alfonso VI de León con el fin de consolidar su dominio sobre el territorio recién conquistado.

Durante el siglo XV, Navalagamella experimentará diversos cambios en sus límites territoriales que conllevaron, entre otras consecuencias, el establecimiento de otros núcleos de población próximos como Quijorna. En lo que respecta a las actividades llevadas a cabo por los habitantes de la villa en aquel tiempo destacaron las agropecuarias.

En el siglo XVI, como consecuencia de la construcción del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial por Felipe II, el municipio gozó de cierta prosperidad gracias al auge de actividades económicas como el cultivo de lino para la confección de paños o la elaboración y comercialización de cueros. Ya en el siglo XVII, se suma a las anteriores actividades la minería. En 1626 Navalagamella consiguió ser reconocida como villa independiente sin tener que rendir cuentas a la ciudad de Segovia, de la cual había dependido hasta esa fecha.

Durante la Guerra Civil, y más concretamente en julio de 1937, Navalagamella fue escenario de violentos combates que se desarrollaron como parte de la Batalla de Brunete, sufriendo graves daños. Tras la conclusión del conflicto, en 1940 el municipio fue incluido en los planes elaborados por la Dirección General de Regiones Devastas para su reconstrucción.